LA MUERTE DE LAS EDITORAS TRADICIONALES
(2da parte, By Michael Levin*New YorkTimes)
Traducción: By Alexandria Library
El SDAL o Síndrome de distracción del agente literario
Están también los agentes literarios, una clase formada por la gente
con menos mentalidad comercial y menos organizada de todo el
mundo de los negocios. Si trabajaran en cualquier otro ramo serían despedidos debido a sus hábitos de dejar que los proyectos
languidezcan, se deslicen entre grietas y queden a mitad del camino. Pero esto no ocurre en el mundo de las publicaciones, donde no
existen los plazos de entrega. Nunca he logrado comprender cómo
logra sobrevivir la mayoría de los agentes literarios. Son notoriamente irresponsables cuando se trata de estar al tanto de sus obligaciones,
de mantener el contacto con sus clientes y manejar las propuestas editoriales que hacen. ¿A qué se dedican entonces los agentes
editoriales, de quienes sus clientes suelen quejarse porque no
responden sus llamadas telefónicas o sus e-mails?
Quizás si hiciesen un trabajo mejor de revisión y selección de
proyectos y propusieran a las editoriales libros interesantes y
vendibles, aquéllas tendrían más material para trabajar. O quizás ni siquiera así lo tendrían.
Yo llamo “Síndrome de distracción del agente literario” (SDAL) al
modo de trabajar de la mayoría de los agentes literarios. No sé a
ciencia cierta qué es lo que los distrae de hacer su trabajo básico,
que no es otro que el de leer y criticar las propuestas y buscar
contratos de edición. Cómo subsiste la mayoría de ellos sigue siendo
un misterio para mí.
Y acabará siendo un misterio para ellos, toda vez que el futuro de la
publicación por royalties resulta poco o nada ventajosa para la
inmensa mayoría de los libros. Ahora se está avanzando hacia un
modelo en el que los autores obtienen una parte al final en vez de
un adelanto generoso al principio. Mi última averiguación mostró
que el 15 por ciento de 0 equivale a 0. Por consiguiente, a no ser
que los agentes se hagan mucho más eficientes, tendrán que buscar trabajo en otros campos, tal como hacen los editores que han perdido
sus empleos.
Entonces, ¿cuál es el futuro? Siempre habrá millones disponibles
para las Hillary Clinton y otros pesos pesados de la política que buscan contratar la publicación de sus libros. ¿Por qué? Porque si usted es Sumner Redstone y es el propietario de Viacom y desea hacerle una donación a una senadora famosa, usted podrá enmascararla como un adelanto que realiza su división editorial Simon & Schuster. Y siempre habrá espacio para lo que incluso la industria editorial acostumbraba
a calificar de “libros que no son libros”, es , materiales sobre gatos, dietas nuevas y nuevos medios de llegar a Dios sin necesidad de rezar
o de hacer algo por sus contemporáneos.
Ray Bueno
Miami, Fla. USA